Una densa neblina oscurece mi percepción de este mundo opresor que intenta estrangularme,
como una ruda cachetada al despertar de este sueño mal llamado vida, un leve destello en el cristal, afuera la ciudad va quedándose ya muda y busco tu reflejo en el vaho del cristal que se rompió anoche en nuestra despedida.
Un silbido agudo que lanza aullidos de guerra, gritos desgarrados de dolor y de falta de atención, taladra mis oídos en esta noche oscura, me habla de ti, de lo que fue en otra vida, de lo que pudo ser, del ayer, del mañana.
Un ruido de cerraduras me sobresalta, de cadenas fantasmales, ¿serán los fantasmas del pasado? ¿será el futuro que pasa sin llamar?
Quiera dios que no descubra hoy el final de los dos, quiera el diablo que mañana aun podamos serle fiel.
Suena una cajita de música, como una caricia, como terciopelo azul, suena por mis venas, se instala en mi cabeza.
Ya nada me oprime, ya no hay dolor, es este momento llamado presente que se evapora rápido pero yo aun se disfrutar, mente en blanco, corazón abierto, solo tu, solo yo, en este momento, en este presente, sin un pasado que pese, sin un futuro que nos busque, solo aquí y ahora...
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